Muchas veces sentimos que lo que tenemos es poco. Decimos cosas como: debería tener un mejor auto, una casa más grande y cosas por el estilo. Si no hay verdad más grande, es que al hacerlo, nos sentimos decepcionados de no poseer esto o lo aquello. A veces no es nuestro momento de tener todo lo que quisiéramos. Sigamos intentando, no importa si fracasas en los intentos, pues sigue adelante.
Lo que debemos tener muy en cuenta, es que lo poco que tenemos que para muchos es lujo, debemos tenerle amor y cariño, amor a ese viejo auto, el sillón antiguo, el televisor que no es plasma y que se yo. Sintamos cariño por las cosas que nos acompañan y nos ven crecer día a día. De no hacerlo, es casi seguro que la vida solo te dará eso y nada más.
Por las noches o en cada oportunidad que se presenta, agradezco a Dios lo que tengo. Pido a Dios que me mande oportunidades y que las pueda reconocer. Es de saber, que muchas oportunidades se pasan delante de nuestras narices y no nos damos cuenta. También pido fuerzas para seguir batallando, para seguir luchando por mis sueños más anhelados, para no rendirme.
En adelante ya no digas, estoy harto de este carro viejo bueno para nada o cosas por el estilo. El carro no va a desaparecer. Es tu amor y cariño y buen trato hacia él, lo que hará que este se transforme en lo que deseas. Es tu mente la que lo hará, tu buena actitud, mucho esfuerzo y perseverancia en lograr tus metas. El resto viene por añadidura, así dice la biblia.
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