domingo, 29 de enero de 2012

Mi viaje a Chaparrí Perú.

Paco y Yo, camino al cerro Chaparrí
Me gusta escribir. Mi primera obra llamada Lulita la estrella marina al poco tiempo de publicada se volvió Best Seller. Al poco tiempo escuché de un ave perdida por cien años, a la cual la desaparecieron a pura bala y talando los bosques. Dicha ave, la pava aliblanca era el objetivo de mi segunda obra, debía darle vida, hablar por ella y por el resto de animales que sufrieron tanto de la crueldad humana.
 Mi querido amigo Paco, fue una víctima de mi viaje a Chaparrí, en los bosques secos de Lambayeque, Chiclayo. Él tuvo el buen ánimo y delicadeza de llevarme hasta allá, luego que llegara por avión desde Lima. A él le encanta manejar, así que le dije llévame a Chaparrí. Lo que no sabía él, es que su carro VW Jetta, tendría que hacer las veces de cuatro por cuatro.

Paco orgulloso de su VW Jetta

De la ciudad de Lambayeque a la reserva, hay una considerable distancia. Viajamos alrededor de 3 horas o más, para llegar a Chongoyape. De allí a la reserva otra hora o 45 minutos.
¿Por dónde está Chaparrí? Preguntamos a un hombre. ¡Allí! señaló, hacia un cerro verde con nubes que se perdía de vista. ¡Dios! me dije. ¿Esta cosa de carro llegará? Jajajaja ya veía la cara de palta de Paco. Recogimos dos señoritas guías y nos internamos en el largo y sinuoso camino de tierra y piedras. No hay pista. Entran solo las motos, camionetas, cuatrimotos y el carro de Paco.
Mi habitación en Chaparrí
Tras un largo rato, no dejaba de pensar: ¿En qué bastardo momento se cae el motor? Llegamos a la reserva, recuerdo con claridad que pasaron unas cuentas pavas aliblancas chillando por encima de nosotros. Ese era mi objetivo. Escribir un cuento acerca de las pavas aliblancas en peligro de extinción.
Al bajar del auto, respiramos.  No cabe duda que los alemanes hacen buenos carros.

Zorro Costero en la reserva Chaparrí
En la paz y tranquilidad, se escucha el canto de distintas aves que nunca escuché. Me dieron un cuarto que era una pequeña casita tipo igloo, hecha de barro !Una maravilla! Fuera de esta había una hamaca. Paco se echó complacido de su travesía. Yo me senté en un sillón. Apenas lo había hecho, apareció un zorro costero a pocos metros de mi puerta. Me levanté silencioso para verle mejor y se fue por un sendero. Así es la vida en la reserva. Pudo ser un puma en vez del zorro. Hacía dos semanas unos ingleses que almorzaban vieron uno muy cerca que los observaba. Luego se retiró. Eso sería poco con lo que me toparía yo mismo.
Para acabar este primer capítulo, mi amigo Paco se fue al final de la tarde acompañado de una guía. En adelante me quedaría solo en medio de la oscuridad de la reserva. !Increible!
Te invito a la segunda historia que pronto la tengo lista. ¡Entra aquí!

Oscar Prieto y mi obra Lulita la estrella marina

Te invito a conocer mi obra Best Seller Lulita la estrella marina  
Te regalamos allí la parte del primer capítulo.
Te regalo el primer capítulo de mi obra Best Seller Lulita la estrella marina
Entra aquí: http://www.oscarprietoramirez.com/
Mi correo es. oprietor@yahoo.com

2 comentarios:

  1. Oscar: te encantaría escuchar la versión de Paco de ese viaje (entre chelas comiendo parrilla en el techo de la casa de Cucha y Ramón).

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  2. jajajaja No puedo imaginar todo lo que Paco tendrñia qu decir jajajaaja bye

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