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Una mañana, mientras llevaba a mi hijita a la cuna y a Lulu mi esposa a su trabajo, en medio del tráfico se abre a bocinazos una camioneta de lunas negras, sí, de esas que llevan un político, de aquellos que se creen dueños de las pistas. La vergüenza ajena que tuve que pasar es que mi pequeña hijita de 2 años, que va en la parte posterior del auto me preguntó desde su silla:
Papito ¿Ese carro porqué toca tanto la bocina? Eso no se hace papi, no se hace, reiteró la pequeña criatura, moviendo su dedo de un lado a otro.
Yo avergonzado no supe cómo explicarle el mal comportamiento de ese chofer. Como estaba a mi costado, saqué la cabeza por la ventana y le dije en tono fuerte al guardaespaldas, que lucía para variar anteojos negros como si estuviese en la playa, el pobre diablo.
¡Oiga! ¿Puede dejar de tocar el claxon de esa manera?
Me miró fijamente como si fuese yo el asesino de su debilitada sexualidad. Mostrando el cañón de su pistola, me dijo a secas: ¡Gracias por el consejo! la camioneta se abrió paso al aprepo entre los carros, por supuesto tocando claxon a diestra y siniestra, como si el horripilante ruido fuese a desaparecer carro por carro.
Sr. Político que vas detrás leyendo tu periódico sin importarte lo que tu chofer y guardaespaldas hacen. Toma en consideración que ese, al que le tocas el claxon, desgraciadamente de seguro votó por ti.
Levántate temprano mi hermano, para que no nos jodas a todos con tu impuntualidad. También te digo que no es necesario que tu guardaespaldas nos muestre su arma, pues nadie en su sano juicio te raptaría, a no ser que te trepen a una moto, una bicicleta o un patinete, quizá se me ocurre que baje un helicóptero y te suban. Nadie en su sano juicio te va a raptar, sabiendo que adelante hay una tomba atorando todo el tráfico. Ni siquiera una ambulancia puede abriese paso ante ellas.
Bueno, no tengo más que decir de aquella vergonzosa vez, en que mi hija tan pequeña, no comprenda porque un adulto rompe las reglas. Más adelante se enterará la pobre que son los padres de la patria, aquellos quienes deben dar el ejemplo, son los que pasarán encima de tu carro con todo su grupo de cavernícolas.
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