Nunca imaginé que una criatura tan pequeña, como mi hija María Pía de tan solo 1 año, me diera una importante lección, acerca de la crianza.
María Pía |
Una noche esperábamos que nos atienda el pediatra. En el pasadizo de la clínica, jugaban otros niños más. De pronto mi hijita María Pía, coge una silla pequeña y la comienza a empujar de un lado a otro del pasillo a modo de coche. Eso le divertía más que meterse a la casita de juguetes. Los otros padres que esperaban su cita allí, la miraban ir de ida y vuelta.
De pronto, apareció una niña de aproximadamente 7 años, acompañada de su grupo de amigos, le arranchó la silla a mi bebe, y dándole la espalda, empezó a dar órdenes a sus compañeros para jugar.
En ese momento sentí, que todos los padres me miraban como diciendo: ¡Haz algo! ¡Haz justicia por tu bebe! Le han quitado su juguete. Yo no me levanté y seguí observando a mi hijita que miraba fijamente la espalda de la chiquilla.
De repente, la niña puso la silla a un lado, para seguir dando instrucciones a sus amiguitos. María Pía que había permanecido inmóvil observándola, aprovechó su descuido, se acercó muda y le quitó nuevamente el asiento. La niña y sus amigos, voltearon y se dieron cuenta que se habían quedado sin nada. La bebe ya estaba nuevamente jugando con la sillita.
En ese momento, otro padre sentado por allí, le dijo: ¡Oye hijita, pues juega con otra cosa! María Pía ya estaba al otro lado del pasillo con su premio. A pesar de su incertidumbre, dio el paso, se atrevió.
Muchas veces queremos solucionar todo lo que les sucede a nuestros hijos con su entorno. Dejemos que ellos se las arreglen solos y sepan tomar sus propias decisiones de cómo afrontar sus problemas. María Pía aprovechó un descuido, ganó experiencia, supo dar solución a su problema, fue atrevida.
En adelante no me meto, dejo a ella buscar sus propias soluciones, no dejando de corregir por supuesto, cuando el remedio no es el más apropiado. No olvidemos que están en su etapa de aprendizaje.
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