A dos horas de Arequipa, rumbo al Colca |
Lo primero que debes hacer es coordinar con un agente de
viajes. Yo lo hice a través de la
Agencia de viajes Lumont de la señora Lucy Montanchez. Ella hizo todo el trabajo para que
yo solo pasee y me descontamine de la ciudad de Lima y de todo su ajetreo. ¡Perfecto
pensé!
Todos los hoteles y
traslados lo coordinó ella. Mira su web y anímate a viajar, soñar y ser libre
por unos días.
Salí de Lima en avión y estuve en Arequipa alrededor de 1
hora. Me hospedé en el Hotel Helena a unos 10 minutos del centro. Dormí allí
tres noches mientras estuve en la FIL Arequipa o feria del libro. Soy escritor
como te darás cuenta. Apenas llegó el día domingo por la mañana, me fui al
Hospedaje de la Abuela. Este es un hotel estupendo, rodeado de áreas verdes y
piscina en pleno barrio de San Lázaro. Mira tú mismo aquí. La habitación cuesta
alrededor de $50 dólares, con desayuno Bufett. El otro hotel Santa Helena
cuesta 80 soles. O $25.00 dólares.
De allí salimos al colca. La agencia Giordino Tours que se encarga
del tour nos llevó a lo que sería una de las experiencias más hermosas de mi
vida: disfrutar de paisajes increíbles,
la gente, la comida, los valles con sus alpacas, vicuñas, burros y todo lo que
puedas imaginar.
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En el tour íbamos algunos ingleses, una pareja de daneses
Paula y Sander, una pareja de austriacos, otra pareja de americanos y yo el
único peruano. Todos hablan inglés. Salimos alrededor de las 8.00 am para hacer
visitas durante todo el día y llegar al Hotel alrededor de las 7.00 pm para
dormir.
Saliendo de Arequipa
el paisaje se vuelve poco colorido en vegetación, por motivo de la altura. Solo
montañas y más montañas con algunos sembríos de ajo y cebolla. Aquí a una hora
de Arequipa, ya se ven las primeras vicuñas y alpacas. También algunos
manantiales donde ellas beben agua y donde habita una variedad de aves. Algo que
llamó mi atención fueron unos patos negros de escaso tamaño que nadaban
indiferentes en la laguna.
En el camino se pueden ver cerros con enormes rocas, como si
alguien las hubiese puesto allí. Estas van en fila y por encima de toda la
montaña. Paul y Sander los chicos holandeses son muy conversadores y amables.
Toman fotos admirados de todo lo que ven.
Como a las dos horas de la ciudad de Arequipa, llegamos a un
lugar desolado donde preparan té. Este consiste en hierbas como la muña, la coca
y ya olvidé la tercera. No importa. Muy
buena para la altura. Sabe mejor incluso, cuando uno está acompañado de tan amables
turistas. Allí había un caño de agua fuera de la casa. A la intemperie. Este
goteaba cristalinas aguas hacia la tierra, proveniente del deshielo de las
montañas. El agua es pura. Aproveché para
tomar un poco y mojarme la cabeza.
Allí conocí a Birgit una alemana que se
mostró super chévere todo el paseo o en otro decir muy amable. Nadie parece
estar corrupto de la bulla de la ciudad, de su stress y de la extrema rapidez con
la que se mueve. Aquí el tiempo solo pasa lento. Nadie mira el reloj. Todos
sonríen, todos agradecen a Dios el poder estar sanos y ser partícipe de lo
maravilloso del universo. Hoy es mejor que mañana para viajar. ¡Repítase eso!
Más adelante paramos en un lugar que hacía mucho viento. Allí
había algunas mujeres de la zona que ofrecen telares maravillosos, hechos por
ellas. También finas prendas de alpaca a un precio ridículo. Cerca de allí
había numerosas torrecitas de piedras. Se dice que al ponerlas una encima de
otra, te permite pedir un deseo. Qué mejor lugar que ese, donde Dios y la
naturaleza está más cerca de uno, donde tu alma brilla. De inmediato hice la
mía. Un deseo más de los varios que se me han cumplido.
Hotal Mamayachy Arequipa |
Luego, nos esperan las hamacas o las sillas que hay fuera, donde
se ve todo un valle lleno de montañas. Todo
es paz y tranquilidad. Solo se escucha el viento pasar y recuerdo
aquella canción que titula Sound of silence. Me hice un té y me quedé
robotizado impresionado, respirando profundo y deseando que nunca se acabe.
Cañón del Colca aún no tan profundo |
Rato después por la tarde, nuestra guía Erika, me ofreció ir a caminar por los alrededores. Fue entonces cuando empezamos a subir por un estrecho caminito de tierra alrededor de un cerro que tiene una enorme roca en el centro, tan grande como para que pase un barco. La vegetación y las aves las hay de todo tipo. Incluso vi el gorrión que es muy común en la costa de Perú. Allí llegamos a un mirador donde se ve el valle completo con el Hotel donde almorzamos. ¡Impresionante!
Bajamos de allí pues ya nos esperaban en el bus un grupo de turistas. La siguiente parada la haremos en unos baños termales. No imaginé que me divertiría tanto allí. Continuaré la historia en mi próximo capítulo: BAÑOS TERMALES EN UMARU AREQUIPA.
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