sábado, 12 de octubre de 2013

Tour al Colca Arequipa Perú


A dos horas de Arequipa, rumbo al Colca
Lo primero que debes hacer es coordinar con un agente de viajes. Yo lo hice a través de la Agencia de viajes Lumont de la señora Lucy Montanchez. Ella hizo todo el trabajo para que yo solo pasee y me descontamine de la ciudad de Lima y de todo su ajetreo. ¡Perfecto pensé!

 Todos los hoteles y traslados lo coordinó ella. Mira su web y anímate a viajar, soñar y ser libre por unos días.

Salí de Lima en avión y estuve en Arequipa alrededor de 1 hora. Me hospedé en el Hotel Helena a unos 10 minutos del centro. Dormí allí tres noches mientras estuve en la FIL Arequipa o feria del libro. Soy escritor como te darás cuenta. Apenas llegó el día domingo por la mañana, me fui al Hospedaje de la Abuela. Este es un hotel estupendo, rodeado de áreas verdes y piscina en pleno barrio de San Lázaro. Mira tú mismo aquí. La habitación cuesta alrededor de $50 dólares, con desayuno Bufett. El otro hotel Santa Helena cuesta 80 soles. O $25.00 dólares.

De allí salimos al colca. La agencia Giordino Tours que se encarga del tour nos llevó a lo que sería una de las experiencias más hermosas de mi vida: disfrutar de paisajes  increíbles, la gente, la comida, los valles con sus alpacas, vicuñas, burros y todo lo que puedas imaginar.

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En el tour íbamos algunos ingleses, una pareja de daneses Paula y Sander, una pareja de austriacos, otra pareja de americanos y yo el único peruano.  Todos hablan inglés.  Salimos alrededor de las 8.00 am para hacer visitas durante todo el día y llegar al Hotel alrededor de las 7.00 pm para dormir.

 Saliendo de Arequipa el paisaje se vuelve poco colorido en vegetación, por motivo de la altura. Solo montañas y más montañas con algunos sembríos de ajo y cebolla. Aquí a una hora de Arequipa, ya se ven las primeras vicuñas y alpacas. También algunos manantiales donde ellas beben agua y donde habita una variedad de aves. Algo que llamó mi atención fueron unos patos negros de escaso tamaño que nadaban indiferentes en la laguna.

En el camino se pueden ver cerros con enormes rocas, como si alguien las hubiese puesto allí. Estas van en fila y por encima de toda la montaña. Paul y Sander los chicos holandeses son muy conversadores y amables. Toman fotos admirados de todo lo que ven.

Como a las dos horas de la ciudad de Arequipa, llegamos a un lugar desolado donde preparan té. Este consiste en hierbas como la muña, la coca y ya olvidé la tercera.  No importa. Muy buena para la altura. Sabe mejor incluso, cuando uno está acompañado de tan amables turistas. Allí había un caño de agua fuera de la casa. A la intemperie. Este goteaba cristalinas aguas hacia la tierra, proveniente del deshielo de las montañas. El agua es pura.  Aproveché para tomar un poco y mojarme la cabeza.
Allí conocí a Birgit una alemana que se mostró super chévere todo el paseo o en otro decir muy amable. Nadie parece estar corrupto de la bulla de la ciudad, de su stress y de la extrema rapidez con la que se mueve. Aquí el tiempo solo pasa lento. Nadie mira el reloj. Todos sonríen, todos agradecen a Dios el poder estar sanos y ser partícipe de lo maravilloso del universo. Hoy es mejor que mañana para viajar. ¡Repítase eso!

Más adelante paramos en un lugar que hacía mucho viento. Allí había algunas mujeres de la zona que ofrecen telares maravillosos, hechos por ellas. También finas prendas de alpaca a un precio ridículo. Cerca de allí había numerosas torrecitas de piedras. Se dice que al ponerlas una encima de otra, te permite pedir un deseo. Qué mejor lugar que ese, donde Dios y la naturaleza está más cerca de uno, donde tu alma brilla. De inmediato hice la mía. Un deseo más de los varios que se me han cumplido.

Hotal Mamayachy Arequipa
Luego llegamos a almorzar al Hotel Mamayachy en el pueblo de Coporaque. Ya estábamos cerca de Chivay. Allí nos dieron almuerzo bufett , además de alpaca a la parrilla. Comimos de todo.

Luego, nos esperan  las hamacas o las sillas que hay fuera, donde se ve todo un valle lleno de montañas. Todo  es paz y tranquilidad. Solo se escucha el viento pasar y recuerdo aquella canción que titula Sound of silence. Me hice un té y me quedé robotizado impresionado, respirando profundo y deseando que nunca se acabe.

Cañón del Colca aún no tan profundo



Rato después por la tarde, nuestra guía Erika, me ofreció ir a caminar por los alrededores. Fue entonces cuando empezamos a subir por un estrecho caminito de tierra alrededor de un cerro que tiene una enorme roca en el centro, tan grande como para que pase un barco. La vegetación y las aves las hay de todo tipo. Incluso vi el gorrión que es muy común en la costa de Perú. Allí llegamos a un mirador donde se ve el valle completo con el Hotel donde almorzamos. ¡Impresionante!





Bajamos de allí pues ya nos esperaban en el bus un grupo de turistas. La siguiente parada  la haremos en unos baños termales. No imaginé que me divertiría tanto allí. Continuaré la historia en mi próximo capítulo: BAÑOS TERMALES EN UMARU AREQUIPA.

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