Capítulo 4 Segundo día a bordo.
Al día siguiente, visitamos la cabina del capitán. Comprobamos la tremenda habilidad que necesita para orillar o acercar a orilla semejante barco para que suba y baje gente. Nos explicó él, que hay bancos de lodo por donde podemos encallar y grandes troncos hundidos con los que se puede chocar. Hay que saber de navegación fluvial, sin duda. El río Marañón, por donde navegamos, es la super carretera por donde todos viajan. Ahora rumbo al río Amazonas, para llegar a Nauta e Iquitos.
Más tarde, vimos asombrados como una pareja de nativos, remaban a todo dar desde la orilla de su pueblo, para darnos alcance. Sin que el barco se detenga o baje la velocidad, el hombre se trepó a la volada y su mujer siguió remando con destino a la orilla. Nos quedamos asombrados. Fue como subir en Lima a la combi o bus a la volada.
Oscar Prieto Ramírez y Carlos Coletti |
Por la tarde, nos llevamos una sorpresa. No había trago y estábamos más tranquilos que una foto. Subieron un grupo de chicos de varias nacionalidades hasta nuestro piso. Todos menores en su mayoría. Bordeaban los 20 años. Llevaban meses en la selva haciendo ayuda social y enseñando de todo a las comunidades más alejadas de la selva. Uno de ellos llevaba un banjo que tocaba desde su hamaca. Otros leían algún libro y tuvimos la oportunidad de compartir la mesa o lo que fue nuestro bar, con algunas de las hermosas muchachas europeas. Tenían un líder que era un señor de alrededor cincuenta años. El era retirado de las drogas y había decidido entregar su vida a Cristo. Hoy por hoy, guía a estos chicos que desean ayudar a comunidades muy alejadas de la selva, donde no llega ni Cristo.
Atardecer Río Marañón |
Si de algo me he de acordar de ese día en particular, es que vi hermosos atardeceres. Fue emocionante mirar y contemplar la selva en una de sus mejores expresiones. Tomamos muchas fotos, tocamos la guitarra, vimos como al final de la tarde en la baranda del barco, las arañas empezaban a tejer sus telas a gran velocidad. Ya debíamos ser precavidos de no chocar nuestras rodillas con ellas. Creo que vimos algo de ocho arañas en distintos sitios de la popa. El carnicero Motta estaba !aterrado! jajajaja nosotros no hacíamos más que alucinar arañas gigantes que se lo llevaban y lo envolvían en su gigante capullo.
Río Marañón |
Ese día por la noche llegamos al Puerto de Nauta, uno de los pueblos más antiguos de la Amazonía. Nauta está a orillas del río marañón que fue por donde llegamos. Dista a 96 kilómetros de Iquitos. Decidimos bajar allí para ir ganando algo de tiempo e ir por carretera hasta Iquitos. De allí, nos iríamos a un Lodge dentro de la selva.
Nauta es muy oscuro y sus casas son pequeñas. También recuerdo haber visto varias calles estrechas con sus pistas de lodo. Esto se debe a las constantes lluvias. Conseguimos una camioneta que nos llevó en dos horas hacia Iquitos. Ya en Iquitos nos separamos. Coletti y yo, nos fuimos a un Lodge por el río Amazonas a internarnos en la profunda selva.
La historia continúa en Iquitos.Participa de mi blog. Ve al lado derecho de la pantalla.
Oscar Prieto Ramírez |
Que entretenida narración mi querido Oscar, hiciste que viaje con tigo y las fotos están buenísimas. Un abrazo.
ResponderEliminarHola que tal! Gracias por tu comentario. De hecho mi mejor viaje, creo jajajaja un abrazo
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