Mi reina. Esperaste mucho que llegara al día del papá. Ese
día nos fuimos a San Bartolo. Acabas de cumplir cinco años y empezamos a notar
ciertos cambios en tu carácter. Empiezo
a sentir temor de que cada vez pretendes manejar las situaciones a tu manera. No en vano cuando tenías apenas
pocos meses mi mamá me llamó un día y me advirtió:
“Esta niña a diferencia de todos mis nietos e hijos ha nacido
para dar órdenes”
Nunca olvido eso y para que no te conviertas en una
chinchosa, tu mami y yo, te hemos mantenido
a raya siempre, bloqueando cada
rabieta de bebe, no permitiendo que te subas a nuestras cabezas y nos manejes
como papás títeres .
Volviendo al día del padre. Llevamos tu bicicleta para que
montes por todo el malecón, frente a ese hermoso mar San Bartolino. Tu mami nos tomó muchas fotos. Estuvimos muy
contentos y relajados escuchando el mar, caminando y caminando hasta que fuimos
a los juegos para que pases un rato en lo que te agrada tanto. Es allí donde me
das una
sorpresa. Una orden propia de un sargento. Sin titubear, sin bajar la
mirada sacaste tu arco y una poderosa flecha. Habíamos estado arrojando a
atrapar la muñeca una y otra vez. Luego jugamos a las chapadas. Viendo que tu
mami estaba buen rato sola, te dije:
Amor, voy a acompañar a tu mamá. Hace rato está solita.
Levantando tu dedo y con tono de general me ordenaste:
¡Tú te quedas acá!
¿Qué? Te respondí yo asombrado.
¡Repite! Te pedí mirándote a los ojos.
¿Qué dijiste? Volví a preguntar
Tuviste que bajar la mirada y hacerte la tonta. Te quedaste
muda.
¡Me aburres María Pía! Te mencioné girando la cabeza
mientras me retiraba.
¡Papá por favor quédate! Me rogaste.
Yo no juego con niñas aburridas que dan órdenes. ¿Acaso
intentas ordenarme? Te volví a
preguntar, mirándote nuevamente a los ojos, sin
titubear un solo instante.
¡Responde! ¿Acaso lo estás haciendo? Piensa y reflexiona en
lo que acabas de hacer, terminé de decirte muy serio. Luego me fui donde tu
mamá. Te quedaste allí sola, callada. Luego continuaste jugando sola, pues ya
tienes en claro que no te seguimos la cuerda, así nos ruegues.
Sé que tu mami y yo podremos parecer pesados, pero a la
larga da resultados. Tu profesora nos felicita siempre y todos los años, pues
obedeces a la primera y te llevas bien con todos tus compañeros, así como tus
abuelitos y
parientes. Eso nos costó, como aquella vez que te quedaste jugando
sola. No pudiste con nosotros. Por ende ya sabes que hay otras personas que te
rodean y debes respetarlos. Donde terminan tus derechos, empiezan los de otros.
Gracias por estar ese día del padre, porque fuera de eso, la
pasamos genial y te di otra gran lección como tú a mí.
Te amo
Tu papi
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